jueves, 31 de marzo de 2011

Redes sociales y bibliotecas, ¿estamos en el buen camino?

Parece que las bibliotecas públicas y especializadas empiezan a estar presentes en las grandes redes sociales de Internet. Llegan con un poco de retraso, todo hay que decirlo, porque hace años que estos sitios web son los más frecuentados y utilizados por los usuarios españoles, pero llegan, que al fin y al cabo es lo importante.

Así las cosas, aunque la 'socialización digital' de las bibliotecas es una buena noticia, es necesario en momentos como este, momentos de grandes cambios en el sino de nuestra profesión, parar cinco minutos y hacer un poco de autocrítica: analizar si estamos haciendo bien las cosas y ver cómo podemos mejorar.

Leí no hace mucho en el blog de Amanda Marín que es esencial estudiar en qué redes sociales deben estar presentes las bibliotecas. Quisiera añadir que es una reflexión que hay que hacer antes de desembarcar, no cuando ya tenemos montado el chiringuito. Aunque se agradece y es sumamente importante el ímpetu y el esfuerzo de los bibliotecarios que han impulsado la creación de perfiles de Twitter y páginas de Facebook, no hay que olvidar que estas cosas hay que hacerlas en base a unos criterios y con una buena planificación en mano.

La decisión de la red social tiene que tomarse con el usuario en mente. Hay que tener en cuenta en todo momento cuál es el objetivo al que queremos dirigirnos y no actuar según nuestras propias preferencias. Es muy fácil caer en la equivocación de pensar en nosotros mismos cuando pensamos en nuestros usuarios. Nosotros somos profesionales de la información y hacemos un uso muy específico —y seguramente distinto— de las redes sociales. Donde esté el usuario, allí deberá estar la biblioteca.

La siguiente cuestión que debemos plantearnos es qué queremos transmitir a los usuarios. Las bibliotecas generan mucha información pero no siempre es relevante para el usuario final y no siempre interesa a todos de la misma forma. Grupos de lectura, nuevas adquisiciones, noticias locales, servicios, eventos... Hay que intentar encontrar un equilibrio entre todo ello para no saturar de información a nuestros usuarios.

Igual de importante es definir el lenguaje y el estilo de las comunicaciones. Por ejemplo, en comunidades bilingües está el bendito problema del idioma, la duda de si hay que publicar en un solo idioma o en los dos, duplicando mensajes y publicaciones. También hay que valorar el grado de formalismo de los mensajes. Yo abogo por escoger un estilo informal, próximo a los usuarios, que invite a participar, pues al fin y al cabo el objetivo es socializar con el público, intercambiar información, pero dependerá enormemente del tipo de biblioteca. No es lo mismo una biblioteca pública que una universitaria.

También hay que evitar transcribir literalmente los títulos de las noticias o publicar mensajes en plan robot. La gente no lee este tipo de información. Hay que fomentar la participación y contestar a todos los usuarios que pregunten o hagan comentarios dirigidos a la biblioteca. Copiar títulos de un blog y poner enlaces lo puede hacer cualquiera, nosotros como profesionales de la información tenemos que ir un poco más allá. Es primordial pensar un poco antes de dar al botón de "enviar", revisar la ortografía, evitar repetir frases y palabras. Un ejemplo cojonudo de lo que se puede llegar a conseguir es el twitter del Ajuntament de Vilassar de Mar.

Luego también es muy importante que todo lo anterior esté redactado en un documento accesible por todos los bibliotecarios que publiquen mensajes y contenidos en las redes sociales, para evitar que cada uno ponga las cosas a su manera sin tener en cuenta la política general de la biblioteca.

En fin, como veis, son muchas cosas a tener en cuenta. El mensaje que quiero transmitir es que no podemos hacerlo todo en base a nuestro sentido común y mucho menos en base a nuestra intuición, porque de lo contrario la imagen pública y digital de la biblioteca, así como la de los bibliotecarios como colectivo, se resentirá.

viernes, 11 de marzo de 2011

El último deseo, de Andrzej Sapkowski

The Last Wish (The Witcher)The Last Wish by Andrzej Sapkowski

Puntuación: 3 de 5 estrellas


El último deseo es el título del primer libro del autor polaco Andrzej Sapkowski y al mismo tiempo es el inicio de la celebrada serie de fantasía The Witcher, conocida en España como 'la saga de Geralt de Rivia'. Es una de las series de fantasía que más ha dado que hablar en los últimos años junto con Canción de Hielo y Fuego y se considera un soplo de aire fresco en un género que había quedado muy estancado a causa de la enorme influencia de Tolkien y su Tierra Media.

La serie consta de siete libros, dos de los cuales son recopilaciones de cuentos y los otros novelas. El común denominador de todas las historias es Geralt de Rivia, el protagonista, un brujo que se dedica a viajar por el mundo y dar caza a todo tipo de monstruos a cambio de dinero.

La gran diferencia entre El último deseo y otros libros de fantasía es el grado de realismo que el autor intenta transmitir. El mundo que describe Sapkowski es duro, cruel y sanguinario. Nada es blanco o negro, no hay buenos ni malos absolutos. La gente es interesada y egoísta como en el mundo real. El mismo protagonista, aunque podríamos definirlo como una buena persona, es cínico, arrogante y prepotente. Y hace su trabajo porque tiene que ganarse la vida como todos, no porque quiera salvar al mundo. En otras palabras, no es un héroe de cuento de hadas.

A la hora de describir el mundo fantástico en el que se desarrolla la trama el autor también se aleja de convencionalismos. Hay elfos y también hay enanos, pero son distintos a los elfos y enanos que a todos nos vienen a la cabeza cuando hablamos de fantasía. Las criaturas que aparecen son de lo más variopintas y no tienen nada que ver con los orcos, trasgos y dragones que aparecen en este tipo de historias. Aquí aparecen diablos, bestias salvajes con forma humana, mutantes, vampiros, esfinges...

Dicho todo esto creo que queda bastante claro el tipo de historias que encontramos en El último deseo. Paso a comentar a continuación qué me ha parecido el libro.

Uno de los puntos fuertes del libro es que des de la primera página el autor consigue engancharte. Empieza fuerte, con acción, buenos diálogos y con un personaje del que queremos saber más, ya sea por su extraña profesión de brujo o por su caracter engreído. En otras palabras, no es de esos libros que hasta pasadas las cién páginas no empiezan a ser interesantes. El ritmo es trepidante, algo esencial en una recopilación de cuentos, ya que el riesgo de perder interés entre relato y relato siempre está presente.

El mundo atípico que se describe también es un buen foco de interés y algo a destacar, aunque parece que cada vez son más los escritores que apuestan por crear su propio mundo fantástico. Me gusta también que los personajes insulten y hablen mal, que haya matanzas, gente corrupta, gente buena pero egoísta, inútiles, farsantes, mal nacidos...

Por otro lado, El último deseo tiene también algunos puntos flacos. Aunque el nivel de las historias en general es bastante alto, se echa en falta un poco más de complejidad narrativa. El libro es puro entretenimiento y no transmite prácticamente nada. Quieres seguir leyendo porque te gusta el personaje en el que se centran las historias pero en ningún momento sientes tristeza, alegría, miedo... En cada una de las historias vemos a Geralt enfrentándose a un peligro, a un monstruo, a una situación. Afronta el peligro, lo resuelve y ya está.

Los personajes secundarios no se desarrollan lo suficiente y vemos muy poco del mundo en el que pasa la acción, le falta vida, detalles. Supongo que es el precio a pagar por tener una historia con un ritmo tan frenético, casi todo son diálogos y acción, hay poco espacio para describir los entornos, las costumbres de cada lugar o los viajes. Imagino que todas estas cosas se resuelven en los siguientes libros de la serie, no hay que olvidar que este es el primer libro publicado por el autor y que es una recopilación de cuentos.

En cualquier caso es un libro que recomiendo a los aficionados al género fantástico y a todos los que quieran pasar un buen rato con las aventuras y desventuras de Geralt. ¡Ahora a ver si saco tiempo para leer el siguiente!

No quisiera terminar sin felicitar públicamente a la editorial Bibliópolis Fantástica por asumir el riesgo de publicar a escritores europeos poco conocidos. Estos autores tienen una forma distinta de transmitir sus ideas al papel que la que tienen los norteamericanos y gracias a esta editorial hemos podido leer a gente como Sapkowski o Andreas Eschbach (Los tejedores de cabellos es una obra impresionante).