jueves, 30 de junio de 2011

Evolución de los clubes de lectura virtuales

Leer es una actividad principalmente individual. Aunque se puede leer un libro en voz alta para un grupo de personas el grado de inmersión en la historia y en el contenido no es el mismo. Tampoco creo estar equivocado si digo que la lectura de un buen libro se disfruta más en soledad, pese a que casi todo el mundo aprovecha los trayectos en tren para leer unas cuántas páginas de una novela, un artículo o cualquier otra cosa.

Aún así siempre ha existido en el ser humano la necesidad de compartir puntos de vista y opiniones con otra gente, de socializar, de transmitir ideas. Es por esta razón que una actividad de carácter fundamentalmente individual como es la lectura requiere de una vertiente social. Y para cubrir esta vertiente nacieron los clubes de lectura, que las bibliotecas públicas se han encargado muy acertadamente de organizar y promocionar entre sus usuarios.

Los clubes de lectura, también conocidos en algunos sitios como 'grupos de lectura', constituyen uno de los servicios más atractivos de las bibliotecas públicas. Personalmente, aunque soy documentalista, nunca he encontrado motivación suficiente para ir a la biblioteca. Y hay mucha gente como yo, gente que prefiere comprarse los libros a cogerlos en préstamo, que estudia en casa o que resuelve sus propias necesidades de información. Pero sin embargo, por lo que sí iría a la biblioteca es por un club de lectura, porque ofrece algo que difícilmente puedes hacer por tu cuenta. La gente a la que le gusta leer tiene la necesidad de hablar de ello y no siempre es fácil convencer a todos tus amigos de que lean el mismo libro que tu.

Con el boom de los CMS de hace unos años, la aparición de los blogs (otro tipo de content management systems) y la posibilidad de crear foros casi con un chasquido de los dedos surgió en las bibliotecas y en Internet la interesante idea de crear clubes de lectura virtuales. Virtuales, es decir, que no requieren la presencia física de los participantes para llevar a cabo su actividad. El concepto es bueno, sin duda, se trata de trasladar las discusiones que se llevarían a cabo en la biblioteca a un medio digital. Colgar información sobre el libro, poner unos temas de discusión y dejar que los participantes escriban cualquier cosa al respecto. Estos clubes han tenido en las bibliotecas una aceptación bastante irregular. En algunos sitios han tenido éxito y en otros no, quizá por la ausencia de una buena campaña de difusión.

Entre tanto, sin embargo, ha habido en Internet un nuevo boom, el boom de las redes sociales, de Facebook, Twitter, LinkedIn, Foursquare, Instagram, Tumblr... Es la época de lo social, de compartir, de decir al mundo lo que estás leyendo y si te está gustando o no, y justamente por esta razón los clubes de lectura virtuales tienen más sentido que nunca. Con la llegada de estas plataformas llegan también nuevas posibilidades.

Las ventajas son bastante claras:

Las redes sociales ofrecen inmediatez. No hace falta que el usuario se registre en la plataforma porque en la mayoría de los casos ya está registrado. No hay que obligar a los participantes a ir a un sitio web en concreto, pues visitan Facebook y Twitter varias veces al día. Tienen sistemas de notificación y permiten compartir fácilmente enlaces, música, videos o imágenes. Están presentes en los móviles, en los ordenadores, en las tablets... en todas partes. Y finalmente, como ventaja indiscutible está el hecho de que son los propios participantes del club los que hacen difusión del mismo, a través de los botones de me gusta, de los comentarios, de los retweets...

Así las cosas, hay que empezar a pensar en mover los clubes de lectura de los blogs y los foros a las redes sociales. A Facebook y a Twitter principalmente, que es donde hay una mayor concentración de usuarios. Y las bibliotecas que no se han lanzado todavía a ofrecer clubes de lectura virtuales, deben tener en cuenta que es un momento inmejorable para hacerlo, pues casi todas tienen ya una cuenta en al menos una de estas redes sociales.

Como curiosidad final dejo un link al 'goodreads book club', un club de lectura masivo organizado por la red social de libros Goodreads.

lunes, 16 de mayo de 2011

Grupo de trabajo para la visibilidad de los profesionales de la información

Noticia de última hora, se está constituyendo en el COBDC un grupo de trabajo sobre la visibilidad de los profesionales de la información en el mercado laboral.

El grupo se ocupará de analizar la percepción que tienen de nosotros los profesionales y empresarios de los demás sectores e intentará desarrollar técnicas y herramientas que permitan demostrar el valor de un documentalista dentro de una empresa. En otras palabras, intentará demostrar con números y esquemas lo que nos hartamos de decir continuamente, que los documentalistas jugamos un importante papel en la consecución del éxito en cualquier empresa privada, pública o grupo de investigación.

Sin duda alguna esta iniciativa es algo que debería haberse hecho hace mucho tiempo. La imagen del profesional de la información debe mejorar muchísimo en los próximos años si queremos optar a más puestos de trabajo y esto es algo que no se consigue sin un trabajo de marketing y de análisis detrás. Mi sugerencia desde este blog es crear una o más 'battle cards' que demuestren con argumentos y números porqué somos esenciales en cualquier empresa; crear un documento que cualquier profesional de la información pueda llevar encima y estudiar antes de entrar en una entrevista laboral.

Dicho esto aprovecho para mostrar públicamente mi apoyo a la iniciativa y ofrecer la colaboración que desde este blog y desde mi puesto de trabajo en GreenData pueda aportar. Encontraréis más información sobre el grupo de trabajo en el blog de Amanda Marín. ¡Suerte y a trabajar!

martes, 19 de abril de 2011

Entrenarse en el consumo de información

Todo el mundo consume información. Todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos es de hecho información: mirar la televisión, ver un cartel en el metro, charlar con un compañero de trabajo o leer el precio de un producto en el supermercado.

Curiosamente ayer leí un artículo en un periódico online que habla de la era de la información. La mal llamada era de la información, según el autor del texto. El argumento que esgrime para defender semenjante idea es que siempre hemos estado rodeados de información, por lo que es estúpido llamar así a este momento, por mucho Internet que tengamos. Se llama 5 Myths About the 'Information Age' y lo podéis leer en The Chronicle of Higher Education.

Un reconocido escritor de ciencia ficción tenía una idea bastante peculiar del tema. Philip K. Dick definió a Dios como información viva, en una de sus novelas autobiográficas (Valis, 1981). No sé qué habría pensado de haber vivido nuestra época, pero me hubiese gustado saberlo. Aprovecho para recomendar la novela a todos los lectores interesados en los desvaríos metafísicos y en la ciencia ficción más alucinógena. Escribí una crítica en este mismo blog que podéis consultar cuando queráis.

En este post, sin embargo, me referiré únicamente al consumo de información en Internet, un medio que se ha convertido en la herramienta de trabajo y de comunicación más importante para una gran parte de la población mundial. Blogs, páginas de noticias, periódicos, revistas, wikis, diccionarios, bases de datos, buscadores, redes sociales, servicios de streaming... son medios de información que en mayor o menor medida usamos en nuestro trabajo y en nuestro tiempo libre para leer, compartir e incluso crear información.

Las fuentes y los medios en Internet son cada día más numerosos, la oferta se multiplica día a día gracias a la facilidad con la que se puede crear y compartir contenido, por lo que mucha gente se siente a menudo sobrepasada por la abundancia de información. Es lo que los documentalistas conocemos con el nombre de "infoxicación". Y lo cierto es que la infoxicación puede ser una insalvable barrera de entrada para el usuario medio de Internet, que no ha desarrollado técnicas y hábitos de consumo de información.

Teniendo en cuenta todo esto creo que se puede afirmar con rotundidad que el consumo de información es una habilidad que se aprende y se perfecciona. No todo el mundo está preparado para consumir información, ni puede asimilar el mismo volumen de noticias y de datos. O encontrar y seleccionar información relevante para su interés.

Los documentalistas lo sabemos muy bien porque nuestra profesión se fundamenta principalmente en esta idea. Aprendemos técnicas para encontrar y seleccionar información relevante en base a una necesidad, estudiamos los recursos que están disponibles y formamos a la gente menos preparada en la búsqueda de información y en el uso de las nuevas tecnologías.

En otras palabras, encontramos la aguja en el pajar, como muy bien dice Jessica Castaño en su último post publicado en Biblogtecarios.

No es de extrañar, por ejemplo, que la primera reacción de algunos usuarios al hacerse un perfil de Twitter y empezar a seguir a gente sea la de huir y no volver a entrar. Yo mismo pasé por uno de estos momentos. La cantidad de texto que tiene uno que leer si no quiere perderse algo importante puede llegar a ser abrumadora. Y es algo que perdura, no se detiene en ningún momento.

A todo esto, es importante saber dónde está nuestro límite. Hay que saber seleccionar lo que queremos leer, los usuarios que vamos a seguir, los blogs que nos interesan, las redes sociales en las que queremos estar presentes. De lo contrario podemos acabar infoxicados. Es esencial en este caso empezar consumiendo poca información e ir incrementando el volumen poco a poco hasta que nos sintamos a gusto. Con el paso del tiempo nos daremos cuenta de que cada vez podemos consumir más información sin morir en el intento.

Por suerte, están apareciendo muchas tecnologías orientadas al consumo ordenado de información. Al archiconocido Google Reader (no me imagino Internet sin esta herramienta) le podemos sumar ahora la proliferación de ebook readers y de tablets, que hacen que leer información en Internet sea algo cómodo y entretenido y no una actividad tediosa que hay que hacer delante del PC. Para ello son también de gran ayuda aplicaciones como Zite y Flipboard (ambas para iPad), que generan para cada usuario un periódico personalizado en función de sus gustos y de sus hábitos de consumo de información.

Si encontramos nuestro propio equilibrio, al final saldremos ganando. Seremos mejores profesionales, sea cual sea nuestra profesión, y leer información en Internet será una actividad agradable, tanto como ver la televisión o leer una novela.

En caso de duda, consulte a su bibliotecario.

jueves, 31 de marzo de 2011

Redes sociales y bibliotecas, ¿estamos en el buen camino?

Parece que las bibliotecas públicas y especializadas empiezan a estar presentes en las grandes redes sociales de Internet. Llegan con un poco de retraso, todo hay que decirlo, porque hace años que estos sitios web son los más frecuentados y utilizados por los usuarios españoles, pero llegan, que al fin y al cabo es lo importante.

Así las cosas, aunque la 'socialización digital' de las bibliotecas es una buena noticia, es necesario en momentos como este, momentos de grandes cambios en el sino de nuestra profesión, parar cinco minutos y hacer un poco de autocrítica: analizar si estamos haciendo bien las cosas y ver cómo podemos mejorar.

Leí no hace mucho en el blog de Amanda Marín que es esencial estudiar en qué redes sociales deben estar presentes las bibliotecas. Quisiera añadir que es una reflexión que hay que hacer antes de desembarcar, no cuando ya tenemos montado el chiringuito. Aunque se agradece y es sumamente importante el ímpetu y el esfuerzo de los bibliotecarios que han impulsado la creación de perfiles de Twitter y páginas de Facebook, no hay que olvidar que estas cosas hay que hacerlas en base a unos criterios y con una buena planificación en mano.

La decisión de la red social tiene que tomarse con el usuario en mente. Hay que tener en cuenta en todo momento cuál es el objetivo al que queremos dirigirnos y no actuar según nuestras propias preferencias. Es muy fácil caer en la equivocación de pensar en nosotros mismos cuando pensamos en nuestros usuarios. Nosotros somos profesionales de la información y hacemos un uso muy específico —y seguramente distinto— de las redes sociales. Donde esté el usuario, allí deberá estar la biblioteca.

La siguiente cuestión que debemos plantearnos es qué queremos transmitir a los usuarios. Las bibliotecas generan mucha información pero no siempre es relevante para el usuario final y no siempre interesa a todos de la misma forma. Grupos de lectura, nuevas adquisiciones, noticias locales, servicios, eventos... Hay que intentar encontrar un equilibrio entre todo ello para no saturar de información a nuestros usuarios.

Igual de importante es definir el lenguaje y el estilo de las comunicaciones. Por ejemplo, en comunidades bilingües está el bendito problema del idioma, la duda de si hay que publicar en un solo idioma o en los dos, duplicando mensajes y publicaciones. También hay que valorar el grado de formalismo de los mensajes. Yo abogo por escoger un estilo informal, próximo a los usuarios, que invite a participar, pues al fin y al cabo el objetivo es socializar con el público, intercambiar información, pero dependerá enormemente del tipo de biblioteca. No es lo mismo una biblioteca pública que una universitaria.

También hay que evitar transcribir literalmente los títulos de las noticias o publicar mensajes en plan robot. La gente no lee este tipo de información. Hay que fomentar la participación y contestar a todos los usuarios que pregunten o hagan comentarios dirigidos a la biblioteca. Copiar títulos de un blog y poner enlaces lo puede hacer cualquiera, nosotros como profesionales de la información tenemos que ir un poco más allá. Es primordial pensar un poco antes de dar al botón de "enviar", revisar la ortografía, evitar repetir frases y palabras. Un ejemplo cojonudo de lo que se puede llegar a conseguir es el twitter del Ajuntament de Vilassar de Mar.

Luego también es muy importante que todo lo anterior esté redactado en un documento accesible por todos los bibliotecarios que publiquen mensajes y contenidos en las redes sociales, para evitar que cada uno ponga las cosas a su manera sin tener en cuenta la política general de la biblioteca.

En fin, como veis, son muchas cosas a tener en cuenta. El mensaje que quiero transmitir es que no podemos hacerlo todo en base a nuestro sentido común y mucho menos en base a nuestra intuición, porque de lo contrario la imagen pública y digital de la biblioteca, así como la de los bibliotecarios como colectivo, se resentirá.

viernes, 11 de marzo de 2011

El último deseo, de Andrzej Sapkowski

The Last Wish (The Witcher)The Last Wish by Andrzej Sapkowski

Puntuación: 3 de 5 estrellas


El último deseo es el título del primer libro del autor polaco Andrzej Sapkowski y al mismo tiempo es el inicio de la celebrada serie de fantasía The Witcher, conocida en España como 'la saga de Geralt de Rivia'. Es una de las series de fantasía que más ha dado que hablar en los últimos años junto con Canción de Hielo y Fuego y se considera un soplo de aire fresco en un género que había quedado muy estancado a causa de la enorme influencia de Tolkien y su Tierra Media.

La serie consta de siete libros, dos de los cuales son recopilaciones de cuentos y los otros novelas. El común denominador de todas las historias es Geralt de Rivia, el protagonista, un brujo que se dedica a viajar por el mundo y dar caza a todo tipo de monstruos a cambio de dinero.

La gran diferencia entre El último deseo y otros libros de fantasía es el grado de realismo que el autor intenta transmitir. El mundo que describe Sapkowski es duro, cruel y sanguinario. Nada es blanco o negro, no hay buenos ni malos absolutos. La gente es interesada y egoísta como en el mundo real. El mismo protagonista, aunque podríamos definirlo como una buena persona, es cínico, arrogante y prepotente. Y hace su trabajo porque tiene que ganarse la vida como todos, no porque quiera salvar al mundo. En otras palabras, no es un héroe de cuento de hadas.

A la hora de describir el mundo fantástico en el que se desarrolla la trama el autor también se aleja de convencionalismos. Hay elfos y también hay enanos, pero son distintos a los elfos y enanos que a todos nos vienen a la cabeza cuando hablamos de fantasía. Las criaturas que aparecen son de lo más variopintas y no tienen nada que ver con los orcos, trasgos y dragones que aparecen en este tipo de historias. Aquí aparecen diablos, bestias salvajes con forma humana, mutantes, vampiros, esfinges...

Dicho todo esto creo que queda bastante claro el tipo de historias que encontramos en El último deseo. Paso a comentar a continuación qué me ha parecido el libro.

Uno de los puntos fuertes del libro es que des de la primera página el autor consigue engancharte. Empieza fuerte, con acción, buenos diálogos y con un personaje del que queremos saber más, ya sea por su extraña profesión de brujo o por su caracter engreído. En otras palabras, no es de esos libros que hasta pasadas las cién páginas no empiezan a ser interesantes. El ritmo es trepidante, algo esencial en una recopilación de cuentos, ya que el riesgo de perder interés entre relato y relato siempre está presente.

El mundo atípico que se describe también es un buen foco de interés y algo a destacar, aunque parece que cada vez son más los escritores que apuestan por crear su propio mundo fantástico. Me gusta también que los personajes insulten y hablen mal, que haya matanzas, gente corrupta, gente buena pero egoísta, inútiles, farsantes, mal nacidos...

Por otro lado, El último deseo tiene también algunos puntos flacos. Aunque el nivel de las historias en general es bastante alto, se echa en falta un poco más de complejidad narrativa. El libro es puro entretenimiento y no transmite prácticamente nada. Quieres seguir leyendo porque te gusta el personaje en el que se centran las historias pero en ningún momento sientes tristeza, alegría, miedo... En cada una de las historias vemos a Geralt enfrentándose a un peligro, a un monstruo, a una situación. Afronta el peligro, lo resuelve y ya está.

Los personajes secundarios no se desarrollan lo suficiente y vemos muy poco del mundo en el que pasa la acción, le falta vida, detalles. Supongo que es el precio a pagar por tener una historia con un ritmo tan frenético, casi todo son diálogos y acción, hay poco espacio para describir los entornos, las costumbres de cada lugar o los viajes. Imagino que todas estas cosas se resuelven en los siguientes libros de la serie, no hay que olvidar que este es el primer libro publicado por el autor y que es una recopilación de cuentos.

En cualquier caso es un libro que recomiendo a los aficionados al género fantástico y a todos los que quieran pasar un buen rato con las aventuras y desventuras de Geralt. ¡Ahora a ver si saco tiempo para leer el siguiente!

No quisiera terminar sin felicitar públicamente a la editorial Bibliópolis Fantástica por asumir el riesgo de publicar a escritores europeos poco conocidos. Estos autores tienen una forma distinta de transmitir sus ideas al papel que la que tienen los norteamericanos y gracias a esta editorial hemos podido leer a gente como Sapkowski o Andreas Eschbach (Los tejedores de cabellos es una obra impresionante).

jueves, 24 de febrero de 2011

La princesa de hielo, de Camilla Läckberg

The Ice Princess (Patrik Hedstrom, #1)The Ice Princess by Camilla Läckberg

Puntuación: 3 de 5 estrellas


La princesa de hielo es una novela policíaca que trata sobre el asesinato de una joven. La protagonista es una escritora de biografías que quiere saber más sobre el tema porque de pequeña era amiga de la víctima. A su vez, la novela nos cuenta el desarrollo de la investigación oficial de la mano de un policía del pueblo dónde tiene lugar el asesinato. Da un poco la sensación de que la autora se dio cuenta a la mitad de la novela de que da más juego el policia que la escritora de biografías y a partir de ese momento centra la narración en ese personaje.

La autora demuestra claramente que sabe cómo contar una historia manteniendo al lector enganchado. A medida que pasamos las páginas queremos saber más sobre el crimen, quién es el asesino y qué motivaciones tiene para cometer el delito. La autora se encarga de ir dando la información con cuentagotas para que hasta las últimas páginas no se resuelvan todos los misterios de la historia.

La princesa de hielo no es una novela sobre psicópatas ni sobre asesinos en serie. Es una historia sobre personas, algunas más buenas que otras, pero todas con un carácter diferenciado. Personas que hacen lo que hacen porque tienen motivos para hacerlo. Lo mejor del libro es sin duda este aspecto, el retrato de cada personaje.

Por otro lado, hay que decir que la historia es poco original. No puedo argumentar mi opinión sin desvelar importantes hechos de la novela, pero la verdad es que yo me esperaba un desenlace diferente, no tan habitual. En cualquier caso, hay que reconocer que la escritora sabe como contarlo y que esta es su primera novela. En sus siguientes obras seguramente tira por caminos distintos.

En definitiva, es una novela que se deja leer bien, entretenida, con un ritmo más bien pausado, buenos diálogos, misterios que motivan a seguir leyendo... La recomiendo bastante aunque aviso de que tampoco hay que esperar mucho de ella porque si no uno puede llevarse una decepción. Más bien es para pasar el rato.

lunes, 21 de febrero de 2011

Valis, de Philip K. Dick

VALISVALIS by Philip K. Dick

Puntuación: 5 de 5 estrellas


Estos últimos días me he puesto a releer Valis, la antepenúltima novela que escribió Philip K. Dick antes de morir. Junto con las dos siguientes, que son La invasión divina y La transmigración de Timothy Archer, forma una trilogía de temática religiosa y filosófica.

Valis es un rayo rosa proveniente del espacio que golpeó a Philip K. Dick en 1974 y le proporcionó información condensada sobre su propia vida y la de sus seres queridos (eso creía él). Gracias a la información que le fue transmitida, Dick pudo salvar la vida de su hijo Christopher, que padecía una grave enfermedad todavía sin diagnosticar. El libro es casi en su totalidad una autobiografía de Dick, aunque hay partes difíciles de crees.

Valis es el acrónimo de Vast Active Living Intelligence System.

Sigo pensando que el libro es una de las mejores novelas de Philip K. Dick y una de las mejores novelas que se han escrito.

Una de las cuestiones que Dick trata de resolver en Valis es por qué vivimos en un universo tan cruel, por qué suceden cosas horribles a las personas y cosas que amamos. ¿Existe Dios? ¿Es bondadoso, es malvado o es irracional? Las propias experiencias de Dick, la Biblia y otras escrituras de distintas religiones se utilizan como fundamento para intentar dar respuesta a estas preguntas, para encontrar una explicación satisfactoria a la realidad. Así las cosas, podríamos definir Valis como la búsqueda de la verdad –del significado de la vida– que emprende Dick durante los últimos años de su vida.

Para poder juzgar los acontecimientos des de un punto de vista objetivo, Dick decide desdoblar su personalidad, encarnando en Valis a dos personajes a la vez. Por un lado tenemos a Amacaballo Fat, el protagonista de la novela, que tiene un encuentro con Dios (una teofanía, como él mismo define) y que trata de buscar respuestas. Y Philip, el escritor de ciencia ficción, el narrador de toda la historia, que juzga el comportamiento y los sentimientos de Fat. Digamos que Philip representa su sentido más introspectivo, mientras que Fat representa sus dudas y temores sobre la vida y la realidad.

Si Dick llega a alguna conclusión al final de la novela y si consigue vencer a la irracionalidad y a la locura que le llevó a intentar suicidarse dos veces es algo que debe descubrirse por uno mismo.

Recomiendo encarecidamente la lectura del libro, sobra decirlo.

La vida fácil, de Richard Price

Lush LifeLush Life by Richard Price

Puntuación: 2 de 5 estrellas


La vida fácil es una novela que trata de un asesinato cometido en la ciudad de Nueva York. La acción sigue al elenco de personajes implicados en el asesinato y a los familiares y amigos de la víctima, así como a los inspectores de policía que tratan de resolver el caso.

El escritor, Richard Price, aunque no es muy conocido por su nombre, si que lo es por haber escrito parte del guión de The Wire, una de las series más aclamadas por la crítica estos últimos años. De hecho, yo decidí comprar esta novela esperando encontrar una historia de policías y crímenes tan buena como las que se explican en la serie, pero estaba equivocado.

No quiero engañar a nadie: la novela no es del todo mala, es entretenida y se deja leer bien. Sin embargo, uno tiene constantemente la sensación de que falta algo, especialmente cuando pasas de las cien páginas y todavía no ha sucedido nada destacable salvo el propio asesinato al principio del libro. Se salva únicamente el impresionante y largo interrogatorio de los inspectores a uno de los testigos del asesinato, lo más reseñable de toda la novela.

Uno de los principales problemas es que ya des del principio se cuenta quién es el asesino y sus motivaciones. La persecución y la búsqueda de pruebas por parte de la policía no se traduce en nada intrigante o en momentos de tensión. Todo se desarrolla en una calma indefinida. El final no sorprende en absoluto y deja una sensación más bien de indiferencia, de que la novela no aporta nada relevante.

Quizá, lo más interesante, aparte de los interrogatorios, es el retrato que el autor hace de la ciudad de Nueva York, de sus calles, bares, de la gente que vive en el Bronx, en Harlem, en Lower Manhattan, de la policía de la ciudad... Los personajes en sí no están mal desarrollados, pero el autor no profundiza suficiente en sus vidas personales, dejando incluso algunas cosas interesantes sin concluir.

Resumiento, no es que sea un mal libro, pero le falta un poco de todo, tensión, violencia, acción, drama, profundidad argumental...

No la recomiendo porque seguro que hay novelas policíacas mucho mejores que esta.

viernes, 4 de febrero de 2011

The Walking Dead, de Robert Kirkman y Tony Moore

The Walking Dead Book OneThe Walking Dead Book One by Robert Kirkman

Puntuació: 5 de 5 estrelles


Un còmic de zombis genial. No he pogut parar de llegir fins que he arribat a la última pàgina.

The Walking Dead és un còmic en format americà que porta actualment 80 números d'unes 22 pàgines cada un i que encara s'està publicant. Ens explia la història d'un policia que intenta sobreviure al clàssic holocaust zombi i protegir la seva família. A més, els personatges secundaris que van sortint al llarg de la història i que acompanyen als protagonistes no tenen desperdici. Tots tenen una història propia i un caràcter ben diferenciat que anem coneixent mitjançant els diàlegs i les situacions que es presenten. Apart de ser una bona història de zombis, el còmic destaca per l'evolució dels personatges, molt ben explicada, i per un dibuix senzill però impactant.

Violent, dur, macabre, bestia... Són paraules que defineixen a la perfecció The Walking Dead. I és que no podem oblidar que al cap i a la fi estem parlant d'una història de zombis. Molt recomanable especialment a tots els fans d'aquest tipus d'històries.

lunes, 18 de octubre de 2010

El verdadero valor de los libros

Vuelvo a estar en Barcelona un par de días por motivos laborales.

Ahora que estoy en mi antigua habitación, me he puesto a pensar en los libros que se amontonan en la estantería y he llegado a esta conclusión: es estúpido conservar la mayor parte de los libros, si casi con total seguridad no volveremos a leerlos.

Esto me ha hecho pensar en el verdadero valor de los libros. El valor de un libro, de una novela, un cuento o cualquier otra forma de literatura reside en el contenido, no en el soporte. Lo que importa es el recuerdo que nos queda después de leerlo y que perdurará en nuestras mentes a lo largo del tiempo. Por esta razón hay novelas que recordamos al cabo de muchos años de haberlas leído y otras que olvidamos a los dos meses.

Por otro lado, cualquier aficionado a la lectura que tenga libros en casa des de hace años, estará de acuerdo conmigo en qué las páginas de cualquier libro, queramos o no, se vuelven amarillentas con el paso del tiempo. No es el papel impreso un material que se conserve en buenas condiciones toda la vida, aunque a algunos les parecerá romántico el aspecto de un libro viejo.

La realidad es que para ponerse a leer cómodamente no hay nada como un libro nuevo, con las páginas blancas, la tinta clara y el olor a pegamento y a página recién imprimida, una sensación parecida a la que produce el pan recién sacado del horno. Lo único que se le acerca, quizá, es leer un libro en un buen lector de ebooks, como el Kindle o el Reader de Sony, aunque esto es ya una apreciación personal.

Sin embargo, hay que decir para ser justos que del mismo modo que yo soy un amante de lo nuevo, hay gente que es amante de lo viejo. Entiendo que para estas personas no hay nada como un libro viejo, usado, leído miles de veces, pasado de mano en mano. No comparto este romanticismo pero me parece bien.

A todo esto, me estoy planteando vender o regalar buena parte de mi colección. Alguien puede dar a estos libros un mejor uso del que yo les estoy dando. Sé que haciendo esto nunca llegaré a tener una gran colección de libros como tienen otras personas, pero tampoco me interesa, porque no tengo tiempo ni espacio y por todo lo antes mencionado. Pero sí me interesa conservar algunos libros, los que más buen recuerdo me dejaron, aquellos que producen una bonita sensación de nostalgia. Los que seguramente, algún día, querré volver a leer.

El caso es que he descubierto algo que tiene mucho más valor que una estantería repleta de libros. Son las redes sociales de lectura, como Goodreads o aNobii, que permiten mantener una lista de todos los libros leídos y comentarlos con otras personas, así como almacenar nuestras propias opiniones y valoraciones sobre los libros. En definitiva, permiten almacenar lo más importante de un libro, el recuerdo, lo que pensamos de él, las sensaciones que nos produce durante la lectura y la opinión que nos deja al finalizarlos.

Rompo una lanza en favor de las nueva tecnologías, las redes sociales y los ebooks, que permiten almacenar lo más importante, el pensamiento. Os dejo con esta reflexión, probablemente no compartida por muchos amantes del libro viejo.