martes, 19 de abril de 2011

Entrenarse en el consumo de información

Todo el mundo consume información. Todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos es de hecho información: mirar la televisión, ver un cartel en el metro, charlar con un compañero de trabajo o leer el precio de un producto en el supermercado.

Curiosamente ayer leí un artículo en un periódico online que habla de la era de la información. La mal llamada era de la información, según el autor del texto. El argumento que esgrime para defender semenjante idea es que siempre hemos estado rodeados de información, por lo que es estúpido llamar así a este momento, por mucho Internet que tengamos. Se llama 5 Myths About the 'Information Age' y lo podéis leer en The Chronicle of Higher Education.

Un reconocido escritor de ciencia ficción tenía una idea bastante peculiar del tema. Philip K. Dick definió a Dios como información viva, en una de sus novelas autobiográficas (Valis, 1981). No sé qué habría pensado de haber vivido nuestra época, pero me hubiese gustado saberlo. Aprovecho para recomendar la novela a todos los lectores interesados en los desvaríos metafísicos y en la ciencia ficción más alucinógena. Escribí una crítica en este mismo blog que podéis consultar cuando queráis.

En este post, sin embargo, me referiré únicamente al consumo de información en Internet, un medio que se ha convertido en la herramienta de trabajo y de comunicación más importante para una gran parte de la población mundial. Blogs, páginas de noticias, periódicos, revistas, wikis, diccionarios, bases de datos, buscadores, redes sociales, servicios de streaming... son medios de información que en mayor o menor medida usamos en nuestro trabajo y en nuestro tiempo libre para leer, compartir e incluso crear información.

Las fuentes y los medios en Internet son cada día más numerosos, la oferta se multiplica día a día gracias a la facilidad con la que se puede crear y compartir contenido, por lo que mucha gente se siente a menudo sobrepasada por la abundancia de información. Es lo que los documentalistas conocemos con el nombre de "infoxicación". Y lo cierto es que la infoxicación puede ser una insalvable barrera de entrada para el usuario medio de Internet, que no ha desarrollado técnicas y hábitos de consumo de información.

Teniendo en cuenta todo esto creo que se puede afirmar con rotundidad que el consumo de información es una habilidad que se aprende y se perfecciona. No todo el mundo está preparado para consumir información, ni puede asimilar el mismo volumen de noticias y de datos. O encontrar y seleccionar información relevante para su interés.

Los documentalistas lo sabemos muy bien porque nuestra profesión se fundamenta principalmente en esta idea. Aprendemos técnicas para encontrar y seleccionar información relevante en base a una necesidad, estudiamos los recursos que están disponibles y formamos a la gente menos preparada en la búsqueda de información y en el uso de las nuevas tecnologías.

En otras palabras, encontramos la aguja en el pajar, como muy bien dice Jessica Castaño en su último post publicado en Biblogtecarios.

No es de extrañar, por ejemplo, que la primera reacción de algunos usuarios al hacerse un perfil de Twitter y empezar a seguir a gente sea la de huir y no volver a entrar. Yo mismo pasé por uno de estos momentos. La cantidad de texto que tiene uno que leer si no quiere perderse algo importante puede llegar a ser abrumadora. Y es algo que perdura, no se detiene en ningún momento.

A todo esto, es importante saber dónde está nuestro límite. Hay que saber seleccionar lo que queremos leer, los usuarios que vamos a seguir, los blogs que nos interesan, las redes sociales en las que queremos estar presentes. De lo contrario podemos acabar infoxicados. Es esencial en este caso empezar consumiendo poca información e ir incrementando el volumen poco a poco hasta que nos sintamos a gusto. Con el paso del tiempo nos daremos cuenta de que cada vez podemos consumir más información sin morir en el intento.

Por suerte, están apareciendo muchas tecnologías orientadas al consumo ordenado de información. Al archiconocido Google Reader (no me imagino Internet sin esta herramienta) le podemos sumar ahora la proliferación de ebook readers y de tablets, que hacen que leer información en Internet sea algo cómodo y entretenido y no una actividad tediosa que hay que hacer delante del PC. Para ello son también de gran ayuda aplicaciones como Zite y Flipboard (ambas para iPad), que generan para cada usuario un periódico personalizado en función de sus gustos y de sus hábitos de consumo de información.

Si encontramos nuestro propio equilibrio, al final saldremos ganando. Seremos mejores profesionales, sea cual sea nuestra profesión, y leer información en Internet será una actividad agradable, tanto como ver la televisión o leer una novela.

En caso de duda, consulte a su bibliotecario.

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